«La mujer y el arte en el siglo XXI «.


No sorprende que la pasión artística en las diferentes épocas, se haya volcado sobre la esencia femenina en búsqueda de inspiración casi delirante ; como la llave que conduce al Santo Grial, o la hebra dorada del cosmos.

Lo cual no resulta extraño, pues ella es lo más parecido en plenitud, a ese absoluto totalizador que se ha perseguido a través del tiempo, como un seguro camino a la verdad.

La realidad humana no es un tejido destinado a la nada, sino el resultado de un entorno que además de físico, es fundamentalmente metafísico; fusión de la cual surge una dimensión diferente, y complementaria, que corona todo lo creado.

Por esto, somos capaces por naturaleza, no sólo de pensar, sino de sentir de manera diferente a como lo hacen las bestias, rebasando así el determinismo del instinto, como los límites del espacio y tiempo. Aquí la obra de arte y sus motivos, representan la oportunidad no de escapar, sino de regresar al hogar del cual partimos un día, con la ilusión de vivir un sueño.

En este sentido, el arte no es una praxis más, sino una manera de ser y estar en el mundo, pues en él se reflejará como en un espejo, la fuerza radical que nos separa del caos. Sólo un esclavo de la razón científico-técnica puede disentir de esta afirmación – que por desgracia hoy en día constituyen legiones – , pretendiendo un juicio universal, desde un modelo de abstracción que ha perfilado un atrofiado y famélico estilo de sentir y vivir.

No extraña el repunte de un naturalismo sin rumbo, reino de sombras, al cual muchos le rinden culto, porque en ellas duermen su pesadilla moderna. De aquí ciertamente nacen los violentos y perversos monstruos del machismo, así como aquellos que a través de un tráfico propio de mercaderes del infierno, han pretendido sacrílegamente envilecer la esencia femenina…luz y guía inestimable, inspiración eterna de artistas, héroes y santos.

La conciencia moderna no parece estar dormida antes este ultraje, sino muerta; las principales instituciones, si bien algunas veces se pronunciaron ante esto, lo hicieron de manera más que tímida, cómplice. Un mercantilismo avariento arrastró a muchos al abismo, privilegiando el disfrute fugaz de una especie de opio infernal, el cual durmió a gran parte de la humanidad desde hace ya varios siglos…no extraña que una postura así ante el cosmos mueva los hilos de la historia, y amenace robarle sus dones. Porque ella viene anclada en una espesa oscuridad, que se remonta al inicio de los tiempos; uno de sus ecos más notables es aquella huella profunda que marcó el día de la Crucifixión del Mesías.

Pero en medio de la borrasca, aún existen aquellos que buscan en esta ciudad desierta, la fuente inagotable de la cual por designio divino, procede no sólo la vida, sino la plenitud de los pueblos libres. No como simple abstracción capaz de ser relativizada, como lo pretendieran las corrientes cientificistas, sino como una guía inamovible desde la cual podemos asirnos sin temor, y así poder llega a esa cumbre donde se esconde la felicidad humana.

La mujer no es ni débil ni fuerte, esos son sólo resabios de un positivismo escuálido, ella es más que el sexo opuesto, es la madre, la esposa, la hermana, la amiga, la compañera ideal para ese viaje por el macro y micro cosmos. Porque cuando ella acepta el reto de existir como tal, será la legítima depositaria de ese sueño humano, el cual pugna desde siempre, por hacer de este mundo un lugar digno para vivir. Las culturas que olvidaron esta verdad milenaria, fueron subyugadas; por ello, las actuales que se jactan del desprecio irracional ´hacia este horizonte, quizás escudándose en teoría pseudocientíficas, o en reivindicaciones tendenciosas de moda, han caído en la trampa que llevó a otros siglos a perder el deseo de vivir.

Por esto no extraña que la obra de arte que se atreva a reflejar ese eterno femenino, sea esta una pintura, escultura, música, poesía, etc., dejará entrever la mayor de las veces, un acceso directo y sin mediaciones peligrosas, hacia la verdad, donde seguramente se encuentra Dios.