Mes: junio 2017

“El MUNDO COMO PUNTO DE PARTIDA: SIGLO XXI”.


La historia del mundo es oscura, aunque intentemos ocultarla de múltiples maneras; unas más elaboradas que otras. El mundo tal como lo conocemos, siempre fue y será zona de guerra.
Un lugar constituido no solo por espacio y tiempo poblado por seres anónimos, sino como realidad fronteriza, donde se funde lo humano, como síntesis de lo natural y lo sobrenatural. Un Homo sapiens, que es también Homo metafísicum, pero principalmente Homo theológicum
Es en esta visión integrada, que procede en última instancia, lo que vemos como apariencia de realidad.
Es aquí donde nace la vocación por lo elevado o lo rastrero, donde se articula misteriosamente lo interno con lo externo, y que se expresa en acciones con consecuencias buenas y malas, a mediano o largo plazo.

Aquí se encuentran casi todas las guerras, con su cosecha triste de miles de millones de muertos. Actualmente el narcotráfico, las mafias del armamentismo, y los monopolios políticos que también se nutren con la sangre y opresión de pueblos, manteniéndolos a propósito en el subdesarrollo. Gravísimo error de quienes, usurpando un liderazgo, confunden temporalidad con eternidad.


Es aquí donde se busca apelar al relativismo o indiferencia, para alcanzar lo que algunos llaman : “mi particular verdad”. La que al final justifica completamente todo.

No hay diferencia entre  adorar a “Dios” o a “dios”. Valorar más “la cosa” que “el ser”. Asesinar por poder, legitimando así el desprecio por la vida humana. Sagrada en esencia : JAMAS DUDEMOS QUE AQUÍ ESTA LO VERDADERAMENTE DEMONIACO.


Todo esto da igual dentro de un régimen de pensamiento, que se divorció desde el principio de los tiempos de cualquier normativa, y le dio igual confundir el espíritu de Dios con el becerro de oro.
Aquí no existe un sistema sabio de pensamiento, porque esto supondría un orden teorético con una finalidad buena. Y si se le llama “bueno “a lo que solo complace a mis intereses, este sistema tendría un objetivo último: la maldad en esencia, pero con apariencia de éxito y bonanza. Donde el ser humano es el medio, la cosa, o el instrumento; nunca un fin. Quien ejecute semejante error, también estará cosificando, y anulando, pero en grado superlativo, su esencia humana.
No nos confundamos, aquí va la mayoría.


Pero lo malo no surge solo como resulta de los fenómenos inevitables de la historia, de eso que algunos llaman eufemísticamente “realidad objetiva”. Porque si hurgamos más a fondo en lo profundo de cada ser humano, veríamos en esa zona casi insondable – que algunos llaman conciencia, y otros alma-, una confusión originaria, la que nos busca arraigar a los intereses egoístas de este mundo.

Lugar de aparente triunfo para demasiados, y digo “aparente” en todo el sentido de la palabra, porque en este proceso desenfrenado de arrebatar la felicidad a favor de nuestra codicia, se encuentra pacientemente esperándonos una señora muy bien ataviada, y justa para este orden de cosas: la muerte. Rememorarla pudiera ser un poderoso antídoto, para ese peligroso olvido de la “finitud”.


Entidad natural o sobrenatural, dependiendo de nuestras personales convicciones, pero que cumple “la gran misión”; no solo de convertirse en sentencia obligada para todos, sino principalmente para darnos la esperanza, en la posibilidad que algún día vendrá un mejor y luminoso relevo generacional.
Por eso hay que brindar con alegría, y no desfallecer; porque en este instante de la historia, hay un lugar, que es infinitamente superior al oro y diamantes… un pedestal inmortal para todo aquel que se atreva a ser héroe o santo,

Y convertirse en “guerrero sagrado” dentro de este mundo, que siempre fue y será zona de guerra.

El Salvador 3/6/2017

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