Daniel Ortega: Nicaragua y su persecución a la Iglesia Católica.


24 de agosto del año 2022.

Señor Daniel Ortega.

Presidente de Nicaragua.                                                                                                                     

En estos últimos días, hemos visto con gran preocupación e indignación, como su Gobierno ha violentado los derechos más elementales de la Iglesia Católica Nicaragüense, llegando al arresto del obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, Monseñor Rolando Álvarez, así como de otros sacerdotes, seminaristas y laicos. 

Además de la reciente expulsión de religiosas de la Orden Madre Teresa de Calcuta, y la cancelación de emisoras católicas. ¿Cuáles son los delitos cometidos? ¿Por qué no quiere entender, que, con este ataque, la Iglesia Católica se vuelve aún más grande y fuerte? ¿Quizás no alcanza a entender que la Iglesia Católica es más que una institución humana, y que es asistida por Dios?

Imposible guardar silencio ante semejantes vejaciones sacrílegas, porque a punta de fusil, han amenazado, encarcelado y secuestrado. Esta acción contra la Iglesia católica no es UNA SIMPLE ACCION POLITICA, sino un choque frontal contra la cosmovisión cristiana.

Ud. ha desatado una escalada anticristiana, de manera similar a otros regímenes totalitarios, pretendiendo empoderar usurpadores, para convertirlos    en objetos de culto idolátrico. Este proyecto don Daniel, no tiene futuro.

Lástima que se ha esforzado demasiado en ahogar sus raíces cristianas, al ver lo que ha perseguido siempre: una quimera justiciera sin Dios… pero le recomiendo que al menos intente recuperarlas. Porque quiéralo o no, existe la trascendencia, y será también juzgado, no por la historia, sino por el Dios que ahora Ud. persigue.

Don Daniel, la ideología política no debería ser una excusa para romper con Dios, ni siquiera la injusticia sufrida por nuestros países en Latinoamérica, que por desgracias es ancestral, pero   que ha sido tomada por Uds. como bandera para arrastrar a millones, sin jamás resolverles sus problemas. Una especie de franquicia muy redituable. Ahora Ud. no se atreve a dialogar, porque no tiene argumentos, excepto la violencia.

 ¿Por qué se empeña en perseguir al Dios cristiano, castigando a sus representantes dentro de la Iglesia Católica en su patria?  Se enfrenta a un poder que lo rebasa infinitamente, y se expone a la venganza divina. Le aseguro que muchos cristianos no le temen a la muerte, si este fuera el precio para defender su fe.  Puede que se ría de esto, pero le recuerdo que también Nerón en la Antigua Roma lo hizo en su momento contra la Iglesia cristiana, y ahora es recordado con escarnio.

No insista en este error, porque podría ser condenado eternamente al impulsar de manera deliberada, al seguir con premeditación, alevosía y ventaja, una guerra contra los representantes de Dios.  Sabe muy bien, que es guerra perdida. Apelo a su inteligencia de líder, para no cometer los horrores del comunismo ruso, cubano y chino. Así como de otros imitadores, que ya acumularon demasiados muertos a su cuenta, y que van en aumento.

Desde el punto de vista teórico, es imposible conciliar su ideología atea, con el cristianismo católico:  dos visiones del mundo opuestas. En todo caso, la vida humana desde su cosmovisión atea y anticristiana, con mucha más radicalidad, no tiene el mismo valor sagrado que en el cristianismo. Todo esto, debería mover a reflexión a los teóricos del marxismo leninismo del siglo XXI…precisamente porque la Iglesia Católica es interlocutora segura para un dialogo que millones aceptamos, porque no le interesa perder privilegios al denunciar la injusticia de Estado, como queda demostrado en el clero nicaragüense. ¿O es que pretende abrir campos de concentración y exterminio, al estilo gulags rusos, donde se estima fueron aniquilados más de 5 millones de disidentes?

Seguramente esa fortaleza evangélica que hace del cristiano autentico, buscar la paz sin empuñar las armas, Ud. la ve como una debilidad de la que ahora se aprovecha.

Así como se aprovechó de la buena fe de algún sector de la Iglesia católica, y de un pueblo con hambre de justicia, principalmente en las décadas de los 70s y 80s. Muchos de aquellos combatientes que aún viven, se sienten traicionados, al ver en lo que se ha transformado todo aquel esfuerzo que costo tanta sangre y sufrimiento.    

No ha debido tocar a la Iglesia Católica y, tratarlos como delincuentes comunes; se enfrenta a un gigante que Dios asiste, me refiero al Dios cristiano, el motor de la auténtica liberación dentro de, y más allá de la historia. Muy diferente a lo que predican Uds. con la LUCHA DE CLASES, que ven a la Iglesia Católica militante y orante, como una simple superestructura ideológica desechable, olvidando de manera maliciosa y criminal, el fin último del ser humano integral, como realidad sobrenatural: ser feliz.

 Entiendo que después de tantos miles y miles de muertos a lo largo de su carrera, la conciencia endurecida y casi petrificada, ha entrado en negación peligrosa, casi al final de su vida. Pero le recuerdo que aún está a tiempo de volver a sus verdaderas raíces cristianas, las que estoy seguro alguien cultivó en una época de su vida.

Recuerde la experiencia salvadoreña, de cómo la cruenta persecución que se ejerció desde el Estado contra la Iglesia Católica en la década de los años 70 por decir la verdad, y del posterior asesinato del obispo y mártir Oscar Arnulfo Romero en 1980, ahora santo católico. Cumplió su misión, tal y como lo hace el actual obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez.

Ahora, usted repite aquella persecución, y vea como se conectan la historia de san Romero de hace más de cuarenta años, y el testimonio del Obispo Rolando Álvarez, ahora preso por orden suya. Dos historias que destacan la heroicidad de estos cristianos católicos, pero que también une a los agresores, por el mismo hilo conductor: rechazo y odio a la verdad.

Entiendo la coyuntura política por la que pasa su nación, dado que la ideología que usted eligió percibe al catolicismo, como peligroso rival para el ejercicio de un poder del cual estoy seguro, usted quiere concentrar de forma absoluta. Pero esta pretensión, sale del campo de lo político, al convertir no sólo a los representantes de la Iglesia Católica en sus enemigos, sino a millones de católicos que se encuentran dentro de sus fronteras, lo cual es descabellado por no decir absurdo. Sin embargo, lo más importante, y esto debería preocuparle, es que el nivel de violencia sacrílega que está autorizando contra el clero católico de su país, es también una agresión para todos los católicos del mundo, que hoy elevamos la voz para solidarizarnos con el clero nicaragüense que usted amedrenta, encarcela y calumnia. Porque una cosa es la ideología política de opción por los pobres sin el uso de las armas, y otra muy diferente apostarle a un modelo de totalitarismo genocida y anticristiano

Le aconsejo que no se confíe ni de su propio ejército, porque le aseguro que la mayoría tienen raíces cristianas y, sus conciencias les reclaman, más allá de las pírricas seguridades que pudieran ofrecerles poderes mundanos …Don Daniel,  la copa de la ira de Dios, pudiera sorprenderlo ante una rebelión cuando menos lo imagine. Le aconsejo con amor cristiano, que dé marcha atrás a este error, y pida perdón a su pueblo, pero principalmente a Dios, que más temprano que tarde lo va a juzgar. Qué importa tener poder a costa de emular errores de otros sistemas perseguidores de la fe cristiana, y por qué ensañarse contra la Iglesia Católica, la cual tiene una historia milenaria, y cuyo poder espiritual no está asentado sólo en instituciones humanas, sino en algo que usted está obligado a recordarse en la intimidad de su conciencia.  Mis humildes reflexiones, que espero se unan a las voces que hoy lo interpela, para que recapacite, porque aún está a tiempo de dar marcha atrás, y dejar un legado más honorable para las generaciones que desde ya lo están juzgando.