Los médicos en la história de El Salvador


El saber médico ha pertenecido desde los albores de la humanidad al poder tangible, lo que ha permitido a este saber posicionarse con grandes ventajas en el conglomerado social; participando de las ventajas y desventajas del ejercicio del poder político, económico y social. Esto ha convertido al médico en un agente de cambios, pero también merced a su prestigio, en un instrumento con el cual se ha legislado a favor de interese de sectores desvinculados de la salud popular. Por ejemplo, el aparecimiento de la especialidad psiquiátrica obedeció a finales del siglo XVIII a la preocupación de la burguesía en ascenso por el creciente aumento de las enfermedades mentales, que se expresaron como histeria, rebeliones, suicidios, etc. La rama dentro de la política de Estado que administró los problemas sociales se llamó Policía Médica, la cual tuvo gran auge durante este periodo, y que se encargó del manejo de todas aquellas lacras sociales como la prostitución, alcoholismo, vagancia, criminalidad, aseos, etc., que paradójicamente eran producidas por la creciente concentración de población en las urbes industriales, lo cual generó, el hacinamiento, alcoholismo y la pobreza galopante. Aquí el saber psiquiátrico se encargó en describir mayormente desde parámetros enteramente cientificistas este tipo de males. Ejemplos se dieron ya desde finales de la primera mitad del siglo XIX con Pinel, Lombroso, Garo falo, Ferri, etc. De cuyas teorizaciones se diseñaron las modernas legislaciones que restringieron de manera paulatina el acceso a la ciudadanía; además de la consolidación del aparato militar que estuvo siempre a la orden de los gobiernos de turno. En nuestro País, El Salvador, el primer presidente que fue médico – Eugenio Aguilar, 1846,48- sin dejar de mencionar al liberal también médico y masón Rafael Zaldívar, que durante su mandato se dio la expropiación de las tierras comunales y ejidales ente 1880-1882.Generándose desde este mandato el proceso de secularización y laicización salvadoreño, y el establecimiento del ejercito, consolidando el Estado liberal de la época. Todo esto en el escenario de una comunidad mayoritariamente mestiza e indígena, la cual se vio desposeída no solo de sus bienes materiales sino culturales. Creándose así un caos estructural que tuvo su primera gran explosión en la matanza de 1932. Sin entrar en mayores detalles, vemos como los médicos hemos sido protagonistas de todo este movimiento histórico que de una u otra manera nos ha llevado a lo que ahora somos. Lo que podría decir al respecto es que ha sido nuestro prestigio el que ha estado como mercancía al mejor postor, la cual ha sido usada a discreción en cada época. Pero aquella labor del hombre de ciencia, cargada de un humanismo que esté – por lo elevado de su misión – más allá de interese mezquinos, labor que ha sido en muchas ocasiones envilecida, cuando médicos se han dejado tentar por el poder político vendiendo el prestigio de su gremio a intereses oscuros. Con ello decrece la imagen que la tradición nos ha heredado, para convertirnos entonces en simples lobos rapaces sedientos de un poco de carne.